En la película Encantada de Disney, el personaje principal Giselle es enviada al mundo real sólo para descubrir que su mundo es muy diferente al que nosotros vivimos. La protagonista tuvo la oportunidad de probar la dura realidad de las calles de Nueva York, se imaginan lo que pasaría con nuestros queridos personajes de cuentos si de repente se encuentran en nuestro mundo. He aquí algunas ideas sobre algunas adaptaciones de los clásicos infantiles a la realidad:
- Ricitos de Oro se iría a vivir a un habitad de osos y moriría devorada por ellos.
- Cenicienta no tendría que preocuparse por dejar olvidado su zapatito de cristal en el baile del Príncipe Encantado dado que al ponérselo, éste sería destrozado por su peso y con los pies heridos no habría podido ir al baile y pasaría toda la noche en la sala de emergencias. Mientras tanto el príncipe en el castillo conoce a una súper modelo y se casan. El Fin.
- Hansel y Gretel luego de ser abandonados en el bosque por sus terribles padres, usaría la función GPS de sus celulares para poder regresar a la civilización. Harían uso de sus teléfonos para llamar a albergues de menores y a canales de televisión y hablarían sobre los maltratos recibos por sus padres y éstos serían enviados a prisión. Y bueno la bruja de la casa de jengibre, moriría de diabetes.
- Juanito de los frijoles mágicos, plantaría sus frijoles pero su amigo se fumaría la planta antes de que esta llegue a ser enorme.
- Rapunzel llegaría a una fiesta usando una peluca y el mundo se daría cuenta que dejar que un hombre trepe por tu cabello lo único que puede causar es que te arranque el cabello de raíz.
- La Bella Durmiente en vez de ser considerada como “durmiente” sería considerada “enferma comatosa” y el Príncipe no la hubiera salvado con su beso dado que su familia ya habría decidido desconectar las máquinas que la mantenían viva para no prolongar su agonía.
- El Gato Con Botas sería uno más de los animalitos de circo, donde recibiría maltratos y mala alimentación.
Lo que nadie puede negar es que los cuentos de hadas ofrecen la satisfacción imaginativa de los viejos anhelos. Pero mucho más importante es el consuelo del final feliz, lo que Tolkien denotaba como Eucatástrofe, la verdadera manifestación del cuento de hadas y su más elevada misión, muy contraria a la tragedia que es la auténtica forma del teatro.
Esa dicha final no niega la presencia de la tristeza y el fracaso, pues la posibilidad de ambos es lo que permite gozar de un repentino giro que ciertamente consigue de forma extraordinaria de un clásico final feliz.
Un buen cuento de hadas por muy tonta que sea la historia, por muy fantástica y terribles que sean sus aventuras, el momento del clímax nos puede hacer contener la respiración y encogernos el corazón, al borde de las lágrimas.
Este es un ejemplo de llevar la pasión por los cuentos de hadas a un extremo enfermizo pero lo que a mi me gustaría tomar de los cuentos de hadas, además de los valores que inculcan, es la fuerza y el empeño que le ponen los personajes para conseguir la felicidad en sus vidas, enfrentándose a los mas grandes peligros y temores. Si uno se propone ser feliz, a pesar de la adversidad y de los problemas que presentan en la vida, puede serlo.
¿Vives tu propio cuento de hadas?